sábado, 2 de agosto de 2008

REVISTA HISTORIA Y VIDA LOS GRANDES DIOSES ROMANOS





REVISTA HISTORIA Y VIDA LOS GRANDES DIOSES ROMANOS



Nº 473 / 3



EL IMPERIO DE LOS DIOSES
Según el historiador Tito Livio, Roma llegó a ser un imperio porque los dioses así lo decretaron. Lo cierto es que, invocando al poderoso Júpiter y con la furia guerrera de Mare, este pueblo fue conquistando territorios, ampliando sus dominios y creando civilización única, resultado curiosamente de una extraordianaria mezcla de influencias. Grecia fue el referente, y de allí se incorporaron muchas de sus divindades. Otras procedían de la tradición local y las restantes se importaron de distintos lugares bajo la hegemonia imperial.
En tiempos de Julio César se veneraban casi treinta mil, de diversa naturaleza y para cualquier tipo de actividad. Los romanos tenían dioses para todo. Pero sólo una docena acamparaban los ritos principales. Entre ellos el dueño de las aguas, Neptuno, la gran seductora Venus, el forjador de cosmos Vulcano o la implacable Juno. Leyenda y mitos se crearon en torno a estas deidades y los escritores latinos se inpiraron en ellas para escribir algunas de sus grandes obras.
Desde su fundación, Roma conoció diversos sistemas políticos, atravesó profunda crisis sociales y experimentó una espectacular transformación urbanística, pero la visión del mundo de los romanos siguió girando en torno a este universo mitológico, en el que lo sobrenatural alternaba con lo terrenal en una especie de mágica y eficaz simbiosis.
Isabel Margarit
Doctora en Historia
Directora de Historia y Vida



NÍNIVE
EL ARCHIVO DE MESOPOTAMIA
Su descubrimiento sacó a la luz la gran biblioteca de los reyes asirios. Tras el expolio de ingleses y franceses, los robos y la degradación amenazan hoy los pocos tesoros que le quedan.
Ya en el milenio a.C Nínive era conocida de Mesopotamia a Egipto por ser el lugar de culto de Ishtar, una diosa cuya estatua tenía supostos poderes curativos. Pero su importancia no sólo era religiosa. Al estar situada a orillas del río Tigris, pasaban por allí las rutas comerciales que unían el Mediterráneo y el Índico. Ese tráfico hizo que la ciudad prosperara y creciera hasta convertirse en una de las más grandes de la Antigüedad. Y también en una de las más codiciadas por los reinos vecinos. Primero fue vasalla de Mitanni y, a partir de mediados del siglo XIV a.C., de Asiria. A diferencia de los hurritas, que la humillaron regalando al faraón egipcio Amenhotep III la estatua de Ishtar, los monarcas del Imperio neoasirio ma mimaron con la construción de palacios y templos.
La conexión mesopotámica - El rei Senaquerib la nombró capital imperial en 705 a.C. y la engrandeció con avenidas, plazas y jardines en torno a su residencia real, un gigantezco edificio que él mismo llamó Palacio Sin Rival. Nínive llegó a cubrir 7 km2, protegido por una muralla con 15 puertas monumentales. Se cree que acogió hasta cien mil habitantes, casi el doble que la Babilonia de entonces. Para abastecerla de agua se creó un sistema de canales y acueductos.
Pero ni siquiera un siglo pudo desfrutar Nínive de su momento de gloria. La violencia de las conquistas anteriores, desde Elam y Babilonia hasta Palestina y Egipto, acabó por pasar factura a los asirios. su último gran rei Assurbanipal, pudo sufocar la rebelión de la mayoría de estados sometidos, pero tras su muerte el Imperio se derrumbó en quince años. Las guerras civiles, la secesión de Babilonia y las incursiones de los medos dejaron a los asirios prácticamente fuera de combate. El golpe definitivo llegaría en 612 a.C. con la caída de Nínive. A los tres meses de asedio, medos y babilonios la redujeron a escombros y pusieron fin al Imperio neoasirio. Aunque algunas zonas volverían a ser habitadas, Nínive nunca se recuperó. La invasión árabe, que encumbró a Mosul como la gran ciudad de la zona en el siglo VII, hizo el resto: Nínive acabó sepultada por la arena y olvidada.
La conexión mesopotámica - Durante el siglo XVIII, los viajeros románticos llegaron a las cuencas de los ríos Tigris y Éufrates atraídos por la mística Mesopatamia. La región era el escenario de algunos de los pasajes más famosos de la Biblia, como el jardín del Edén, la Torre de Babel o el viaje de Abraham desde la ciudad de Ur. También aparecian mencionadas en los textos griegos y romanos - sobre todo en la História de Heródoto - , las principales fuentes históricas de que se valieron estos primeros exploradores. Las únicas pistas físicas con que contaron fueron los tells, o túmulo de ladrillos y piedras formados con las ruinas de antiguos asentamientos, y los zigurats, las pirámides escalonadas caracteristicas de las civilizaciones mesopotámicas.
en 1813, el inglés Claudius James Rich, representante de la East India Company en Bagdad, dibujó un mapa de las ruinas de Babilonia. Se abrió entonces la veda para que arqueólogos aficionados de Gran Bretaña y Francia se lanzaran a una carrera por descubrir ciudades de la antigua Mesopotamia. En la década de 1840, Paul Émile Borta, cónsul francés en Mosul.empezó a escavar en el cercano túmulo de Khorsabad. En plena fiebre colonialista, una de las tareas asignadas a los diplomáticos europeos era la de abrir yacimientos. Botta se apuntó un gran tanto al hallar las primeras esculturas monumentales en Khorsabad. Animado por su éxito, se propuso dar con Nínive. Pero cuando empezó a buscar sus restos al otro lado del río Tigris, nadie sabía a ciencia cierta dónde se encontraban. Al final, logrou dar com lo que parecía el perímetro de la antigua ciudad e inició las escavaciones.
Inglaterra gana la partida - Su hallazgo sería eclipsado en 1847 por el inglés Austen Henry Layard. Este aventurero desenterró en el túmulo de Kuyunjik las ruinas del Palacio Sin Rival de Senaquerib, entre cuyas estancias se encontraban miles de tablillas inscritas en cuneiforme. Por la misma época, el también inglés Henry Rawlinson, empleado de la East India Company, consiguió descifrar la escritura cuneiforme mesopotámica. Fue él quien tradujo las tablillas que encontró Layard en Nínive y en Nimrud, otra antigua capital asiria. Layard halló también numerosas esculturas y relieves en el palacio de Senaquerib. Sin dudarlo, mandó las piezas a Inglaterra, donde causaron furor. Los relieves, que mostraban escenas de guerra, ceremonias religiosas y hasta proyectos urbanísticos, alcanzaron tal popularidad que se pusieron de moda los objetos decorados al "estilo asirio"...



La história más insólita



NAPOLEON Y EL GATO DE BOTAS
Cuando Napoléon era un joven alférez, frecuentaba con su hermana José la casa de un comerciante llamado Clary. Con el tiempo, José se casó con la mayor de sus hijas, Julia y Napoléon vivió un romance con la menor, Desirée. Pero hasta que eso llegó las jóvenes se reían del corso por la forma en que sus piernas bailaban en sus botas de oficial. Napoleón, molesto, preguntó el motivo de sus risas. Desirée le dijo: "Pareces el gato con botas". Al día siguiente, Napoleón regaló a Desirée un ejemplar del cuento de Perraut. Ella lo conservaría siempre.



EINSTEiN NO SABIA CONTAR!
Albert Eisntein solía practicar con el violín y el piano. Un día mientras ensayaba con otros compañeros un cuarteto de Haydn, no conseguía entrar a tiempo en uno de los moviemientos de la composición. El director, entonces, le increpó desesperado: "Tienes un problema Albert! No sabes contar!".



GALDÓS, O MEJOR PEREZ
Cuando Benito Pérez Galdós era sólo un joven licenciado en Derecho, pretendió publicar una de sus primeras novelas. Fue a entrevistarse con un conocido editor que, aunque le felicitó por el libro sólo editaba obras de nombres populares Galdós respondió con calma: "Entonces no hay problema, me llamo Pérez".




Tienda Cafe Con Che


Porque es Imprescindible Sueñar

Um comentário:

Anônimo disse...

very nice! hahahahaha